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De lo imposible en lo verosímil.

Del juego llevado hasta la trampa.

De la simple observación a la intromisión.

Del intento de saber quienes somos.

Las reglas para desarmar y re armar arquitectura son propias. Pero no todo está permitido.

Las estructuras deben sostenerse. La geometría me encanta. Las líneas siguen siendo ortogonales.

Y el cielo, con toda su blandura,  empieza a aportar la certeza del horizonte. 

Y sigo preguntándome siempre, qué hay detrás de cada pared.

Y sigo preguntándome siempre, cómo despierta el deseo.

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